En 1910 el descontento político del pueblo de México hacia el régimen porfirista rebasa los límites y empiezan a surgir brotes rebeldes en todo el país. El gobierno tuvo conocimiento de las intenciones de un maderista llamado Aquiles Serdán al saber que en su casa había un depósito de armas, municiones y explosivos, que estaban preparados para ser distribuidos, se da la orden de cateo, comisionando al coronel Miguel Cabrera y al mayor Vicente Murrieta, quienes al entrar al patio son recibidos con una descarga de fusiles que ocasiona la muerte de los dos. Al tener conocimiento las autoridades, dan órdenes al batallón Zaragoza para que tome por asalto la casa, logrando mantener a los asaltantes a raya durante mucho tiempo. Finalmente la tropa pudo entrar a la casa. Mujeres y hombres son acribillados. Aquiles Serdán al ver que todo estaba perdido, corre a la planta baja y logra ocultarse bajo el piso. Así, en incómoda postura se mantiene por más de 15 horas y cuando cree que el lugar había sido abandonado sale de su escondite, al verlo sus enemigos, le disparan a la cabeza.
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