Estación del Tren Ligero ubicada cerca de la intersección de 20 de Noviembre y Prolongación División del Norte Francisco Goitia. El ícono representa una paleta y pinceles, debido a que Goitia fue pintor.
Francisco Goitia (Fresnillo, 4 de octubre de 1882 - Xochimilco, México, D. F., 26 de marzo de 1960) fue un artista sui generis dentro del panorama cultural mexicano ya que se mantuvo al margen de las costumbres sociales de su época y de la corriente pictórica oficial. Aunque perteneció a la llamada Escuela Mexicana de Pintura y Escultura —personificada por Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, entre otros, no participó en el movimiento muralista iniciado en 1922.
Creador de algunas de las obras más características del arte mexicano, como Tata Jesucristo y Los Ahorcados. En 1898 ingresa a la Academia de San Carlos, en la ciudad de México, y posteriormente, en 1904, viaja a Barcelona, donde adquiere una gran madurez pictórica bajo las enseñanzas de su maestro de formación prerrafaelista Francisco de Asís Galí, quien también fue maestro de Joan Miró.
De vuelta en México, vive un tiempo en Zacatecas, de cuya estancia son los cuadros de paisajes zacatecanos, posteriormente trabaja de 1918 a 1925, con el antropólogo Manuel Gamio como dibujante de objetos y sitios arqueológicos, esta relación y el profundo amor a sus raíces le influenciaron fuertemente, pinta indígenas, logrando realizaciones magistrales, de gran vitalidad y realismo, como su obra más trascendente, una de las obras maestras del siglo XX: Tata Jesucristo, con lo que obtiene el Primer Premio en la Bienal Interamericana de Pintura y Grabado, y que lo sitúa en la historia como un gran artista. Fue profesor de arte durante siete años en la Secretaría de Educación Pública. Goitia militó en las huestes villistas, como pintor oficial del general Felipe Ángeles.Presenció varias batallas, como la de Zacatecas de 1914. Los temas de su pintura de estos años muestran el horror y fascinación que le produjo la guerra. Goitia hizo cuadros que muestran paisajes del norte del país pero, sobre todo, la brutalidad y la muerte que veía cotidianamente. Para realizar su serie de cuadros sobre ahorcados, Goitia colgaba de un árbol cadáveres auténticos y observaba su descomposición para después plasmar el dramatismo de su violenta muerte.
En 1920, Goitia se va a vivir como un anacoreta a Xochimilco; allí conoce a Ignacio Rosete, hombre de una familia con escudo y con quien entabla amistad hasta el resto de sus días (se dice que éste fue quien le vendió el terreno donde construyó una chosa con sus propias manos). En sí Francisco Goitia fue hombre fuera de las superficialidades de la vida cultural e intelectual de la ciudad de México, a la que se rehusaba a pertenecer. Durante veinte años vivió en el Barrio de San Marcos, en Xochimilco, aislado del mundo, dibujando y pintando. Murió en 1960, dejando inconcluso un autorretrato que había empezado en 1943.
De mis favoritos, saludos.
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